Mundo Chess

Wednesday, March 02, 2005

La dama ciega

Si les digo que el ogro de Bakú no pudo con el indio, muchos no sabrán de que les hablo; si les digo que el duelo se está celebrando en Linares, algunos comenzarán a situarse; si les digo que el pacto se firmo tras 44 movidas, la mayoría ya lo habrán acertado. Pero si les digo que el ogro de Bakú es el indiscutible número uno Gary Kasparov, y que el indio, es el eterno aspirante Viswanathan Anand entonces ya no tendrán excusas.
Sexta jornada del Torneo de Linares, y Anand y Kasparov firmaron las tablas.
¿Y por qué contaré yo esto? Es sencillo, el ajedrez es un libro escrito a cada movimiento.
Coloco abajo el conocido poema de Borges, que aunque citado miles de veces, nunca está de más leerlo de nuevo. La imagen pertenece al artista ecuatoriano Carlos Monsalve.


AJEDREZ
I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

Jorge Luis Borges, 1960
El hacedor
Ajedrez Carlos Monsalve